domingo, 31 de agosto de 2014

Marcos Rodriguez "El niño lobo" una historia real


Me gusto esta historia por su final feliz, por asi decir; es admirable como este niño pudo sobrevivir, gracias al cuidado de nuestros hermanos lobos.
Marcos Rodríguez Pantoja nació en Añora, un pueblecito de Sierra Morena, en Andalucía, en 1946,  pasó sus primeros años de vida entre penurias y dificultades, algo tristemente normal en la España rural de la postguerra, pero lo verdaderamente extraordinario de su vida llegó después, cuando con 7 años fue abandonado en Sierra Morena y pasó doce años criado y con la única compañía de los lobos.
Marcos era el menos de tres hermanos. Su madre Araceli murió .Su padre Melchor, se juntó con otra mujer, se fueron a vivir al campo y entregó a unos parientes a sus dos hijos mayores. Marcos se quedó con su padre, y su madrastra que le obligaba a robar bellotas y cuidar cerdos, y sufría casi a diario los golpes y malos tratos que ésta le propinaba. Vivían en una choza levantada con palos y matojos. Eran piconeros: hacían carbón.
La difícil situación obligó a su padre a vender a Marcos por unas pocas pesetas a un anciano pastor en 1953, para que le ayudara a cuidar el rebaño de cabras. El anciano era un hombre salvaje con el que apenas intercambiaba unas palabras y la comida se limitaba muchas a veces a un conejo que cazaba el hombre, lo quitaba la piel, lo partía en dos y le daba la mitad a Marcos para que lo comiera crudo.
Pero el anciano desapareció  a los pocos meses y Marcos quedó solo en plena sierra.
Vivió durante un tiempo en una choza, pero luego se trasladó a una cueva donde se alimentaba de carne que cazaba de manera peculiar,  se subía sobre un ciervo y lo golpeaba con un palo hasta matarlo, luego lo quitaba la piel para abrigarse y  comía su carne.
Los lobos no tardaron en aparecer y Marcos compartía la carne con ellos hasta que le aceptaron como uno mas de la manada. Nada más cazar Marcos aullaba y los lobos acudían y poco a poco le acompañaban donde iba.
“Si yo lloraba  se tiraban a mí dando saltos y me cogían los brazos con la boca hasta que yo reía; luego, me señalaban el camino hasta la cueva de ellos, la lobera”, contaba el propio Marcos.
Así pasó los 12 años siguientes hasta que un día la Guardia Civil le encontró con el cabello por la cintura y cubierto con pieles de venado. Su piel se había tornado morena y estaba cubierta de cicatrices. Sus pies estaban llenos de callos, pues andaba descalzo, y apenas sabía un puñado de palabras. Dicen que cuanto adquirió más vocabulario, le dio por repetir: “Yo, con mucho gusto, volvería”.
Le llevaron a casa de un cura donde lo bañaron, le enseñaron a usar los cubiertos para comer y  El sacerdote decidió entregarlo a unas monjas en Madrid, que se hicieron cargo de él y le aplicaron un artilugio fabricado con dos tablas para corregir la desviación de columna que presentaba después de tantos años caminando encorvado.
Al principio era criminal. Era imposible aguantar tanto ruido, tanto jaleo. Era como un bicho que sueltan en la ciudad. Al principio tuve muchos problemas. Si tenía hambre me metía en un bar para comer. Pero no sabía que había que pagar y tuve un montón de conflictos”, cuenta.
Poco tiempo después tuvo que hacer la mili. Su adaptación se hizo insostenible. Y el coronel acabó entendiendo que un cuartel no era el lugar idóneo para un individuo extravagante como aquél.
.Marcos tiene hoy 64 años y una azarosa vida tras de sí que lo ha llevado por innumerables destinos en busca de trabajo, y cuando lo conseguía era condiciones precarias y muchas veces sin que le pagasen. Aún sigue sin comprender muchas cosas, pero ahora solo pierde el control cuando ve a alguien maltratar a un animal.
Desde hace varios años vive en un poblado cercano a Orense, donde fue contratado como casero de un cortijo y es querido por sus vecinos.
Al hablar con él, ni en su expresión ni en su atuendo hay nada que denote que nos encontramos ante el «Niño salvaje de Sierra Morena».
UFFF me gusto mucho esta historia verdadera, espero que igual a ustedes

martes, 12 de agosto de 2014

Como convertirse en hombre/mujer Lobo, según la tradicion rusa


Sabine Baring-Gould (1834-1924), . Teólogo, arqueólogo, poeta, novelista, historiador y anticuario, fue famoso por sus recopilaciones de canciones populares. Era alguien tan extravagante que lo mismo escribía cuentos de fantasmas que un completo estudio sobre licantropía, como El libro de los hombres lobo:. Si alguno de ustedes piensa que los escritores de los himnos clásicos eran serios y aburridos, será porque no conoce la vida de ninguno de ellos. Basta leer el apasionante prólogo del crítico de cine Antonio José Navarro, a este libro del autor de Firmes y adelante, para sospechar que habrá pocos que escriban música de alabanza hoy, que tengan una vida tan interesante como él…
Esta es la famosa "receta" para convertirse en hombre lobo.


Quien desee convertirse en un oborot [hombre lobo en el folklore ruso], habrá de buscar en el bosque un árbol caído; deberá pincharlo con un pequeño cuchillo de cobre, y caminar alrededor del árbol repitiendo el siguiente hechizo:
Sobre el mar, sobre el océano, sobre la isla, sobre Bujan,
sobre los pastos vacíos luce la luna, sobre un tronco de fresno caído
en un bosque verde, en un oscuro valle.
Cerca del tronco vaga un lobo hirsuto,
en busca de ganado vacuno para sus agudos colmillos;
pero el lobo no entra en el bosque,
pero el lobo no se sumerge en el valle sombrío,
¡Luna, luna de cuernos de oro,
detén el vuelo de las balas, embota los cuchillos de los cazadores,
rompe los cayados de los pastores,
derrama un violento terror sobre todo el ganado,
sobre los hombres, sobre todo lo que se arrastra,
que no puedan coger al lobo gris,
que no puedan desgarrar su piel caliente!
¡Mi palabra es vinculante, más vinculante que el sueño,
más vinculante que la promesa de un héroe!

A continuación se salta tres veces por encima del árbol y corre al interior del bosque, transformado en lobo.
Algún humano se atreverá a realizar este ritual? . mmm vivan de ilusiones solo la madre luna elige a sus hijos