martes, 17 de septiembre de 2013

Incubos, demonios del placer



Los íncubos atacan a todo tipo de hembras, sin importarles su edad, apariencia física o estado civil: lo mismo les da que sea guapa o fea, alta o baja, viuda, soltera o casada, embarazada o infértil, enferma o sana, ninfómana o anorgásmica: el caso es que sea mujer y que tenga una mínima energía sexual para alimentarse de ella, robándosela noche tras noche, de manera que el demonio se va haciendo cada vez más fuerte mientras su víctima (que, enganchada al placer, es capaz de dejar a su marido y todo para consagrarse al demonio) se debilita progresivamente, llegando en ocasiones a sufrir ataques al corazón o una muerte violenta ocasionada por el intenso placer sexual que su cuerpo, ya consumido, no soporta.
Recuerdo un caso de una joven esposa muy bonita, quien tenía un marido que le prestaba poca atención, este individuo tenía la costumbre de engañarla, en mas de una ocasión salía de su casa y no volvía por largos dias.
En una de estas ocasiones, la joven mujer se fue a dormir, entredormida vió como la puerta del cuarto se abría y entró una criatura que usaba la misma ropa de su marido, pero tenía una cola como la de un animal. Este ser forzó a la mujer a tener sexo, la desdichada no pudo resisitirse, y cuando éste termino con ella se fue.
Y así fue durante largas semanas, la pobre ternimaba agotaba y toda golpeada, pero no podia resistirse a los encantos de este ser. Su abuela dandose cuenta de la situación, llamo a un cura que hizo una limpieza en la casa y dejo se sufrir estos ataques.
Dark Wolf






Jessica a Werewolf - La mujer lobo y el lobo enamorado



El cielo era de un azul intenso, el sol de la tarde brillaba con esplendor y desvelaba a un gran corderito que pastaba solo por la pradera, muy lejos de su rebaño. Demostraba ser un corderito inocente, pero es sólo un disfraz que utiliza el lobo para ocultar su verdadera identidad. Este joven lobo está esperando la ocasión de entrar en acción, su disfraz tiene, como meta fundamental, atraer a una salvaje loba poseedora de una belleza embriagadora. Ella es indomable, fría y calculadora, y cuenta con una energía demoledora.
El lobo intentó seducirla, pero no encontró la forma, la loba era muy arisca, falsa y escrupulosa. Ella no lo quería cerca, deseaba estar sola, no sabía lo que era el amor, ella sólo deseaba aparearse con lobos que le causaran daño, que la hicieran sufrir de dolor. Pero el lobo no podía hacerlo, su amor era tal que se negaba a herirla o infligirle dolor... por eso buscó otra solución.
La loba siempre atenta, siempre pronta, rechazaba los avances del lobo, y en cada intento, él mismo salía herido profundamente. El lobo se retiró por unos días para lamer sus heridas en silencio y solo, alejado de todo ser a su alrededor.
La loba con otros machos se apareó, pero ninguno la saciaba, se aburría de esa situación, por eso decidió buscar al lobo que había herido, le había llamado la atención, aquel sentimiento el cual el lobo llamaba amor. Por cuatro días ella lo buscó, se encontraba tan concentrada en la búsqueda que hasta del hambre se olvidó.
Pero su apetito una presa reclamó, y a la distancia a un tierno cordero vio y sin pensarlo dos veces, hacia él se lanzó, y sus dientes tan afilados, en el cuello del animal clavó. Pero este animal no era un cordero, sino el lobo a quien ella tan desesperadamente buscó. El lobo no pudo reaccionar ante el fatal ataque feroz que la bella loba le lanzó, su cuello se desangraba. Ahora yacía moribundo, mirando los ojos de la loba a la que amó. Ella no sabia que hacer, su desconcierto fue atroz. Pero el hambre de la loba fue mayor, y una vez probada la sangre dulce del lobo, toda su carne devoró.
De alguna manera u otra, el lobo pudo hacer sentir a la loba aquel sentimiento que llamaba amor, pero a cambio de esto, encontró su perdición.
Ahora ella va por las praderas, buscando a alguien más a quien cazar, ni los de su especie a salvo podrán estar, cuando la loba tenga apetito, su hambre saciará.

Cuento de macnuber
Dark Wolf

domingo, 15 de septiembre de 2013

No enciendas la luz - Do not light





“Pueblo chico; infierno grande” es un dicho muy popular. Por esa razón las situaciones extremas cobran más notoriedad que en una gran ciudad.
Según cuenta la historia, en esta pequeña ciudad, se encontraba un edificio en donde cuatro jóvenes estudiantes, rentaban un piso. Ya próximo el fin de semana dos de las jóvenes fueron a su pueblo a ver a su familia, las otras dos compañeras de piso decidieron quedarse, una de ella tenia un importante examen. 
Por esta razón se dedico a estudiar, su amiga aburrida por un lado, decidió no molestarla. Llamo a otra compañera de clases para pasar la noche en su casa. Preparo su bolso y se despidió de su amiga. Ya casi llegando a la casa de su otra amiga, se dio cuenta que se había olvidado su pijama. Le dijo al taxista que pegara la vuelta; cuando llego al piso. Estaba todo apagado así que no quiso prender la luz para no molestar a su compañera, busco a tientas su pijama en sus cajones y se retiro rápidamente del lugar.
En la mañana del día domingo, al regresar a su apartamento, halló que la policía había vallado el lugar, luego de recibir una llamada de los vecinos avisando ruidos extraños en el piso de las jóvenes. La muchacha vio con horror el cuerpo su amiga, envuelto en una sabana ensangrentada, y a la policía interrogándola sobre lo que había ocurrido la noche anterior.
Al día siguiente terminada la reconstrucción del hecho, la policía descubrió que un ladrón entro al piso y asesinó brutalmente a su amiga para robarle sus pertenencias, y cuando la chica fue a buscar su pijamas, el asesino todavía se encontraba en la habitación y ya había asesinado a su compañera. Pero lo más terrible de este hecho fue lo que el ladrón dejo escrito con la sangre de la víctima en el espejo:

“Suerte que no encendiste la luz”….
Recopilado  Dark Wolf

viernes, 6 de septiembre de 2013

D-Store

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"Caperucita Roja" La verdadera versión de Charles Perrault - "Little Red" The true version of Charles Perrault


"Little Red" The true version of Charles Perrault

Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita Roja.
Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo.
-Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.
Caperucita Roja partió en seguida a ver a su abuela que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo:
-Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
-¿Vive muy lejos? -le dijo el lobo.
-¡Oh, sí! -dijo Caperucita Roja-, más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo.
-Pues bien -dijo el lobo-, yo también quiero ir a verla; yo iré por este camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero.
El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.
-¿Quién es?
-Es su nieta, Caperucita Roja -dijo el lobo, disfrazando la voz-, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
La cándida abuela, que estaba en cama porque no se sentía bien, le gritó:
-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.
El lobo tiró la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía. En seguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.
-¿Quién es?
Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:
-Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:
-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.
Caperucita Roja tiró la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la frazada:
-Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo.
Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:
-Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!
-Es para abrazarte mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué piernas tan grandes tiene!
-Es para correr mejor, hija mía.
Abuela, ¡qué orejas tan grandes tiene!
-Es para oírte mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué ojos tan grandes tiene!
-Es para verte mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué dientes tan grandes tiene!
-¡Para comerte mejor!
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comi 


Moraleja

Aquí vemos que la adolescencia, 
en especial las señoritas, 
bien hechas, amables y bonitas 
no deben a cualquiera oír con complacencia, 
y no resulta causa de extrañeza 
ver que muchas del lobo son la presa. 
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura 
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña, 
silenciosos, sin odio ni amargura, 
que en secreto, pacientes, con dulzura 
van a la siga de las damiselas 
hasta las casas y en las callejuelas; 
más, bien sabemos que los zalameros 
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Nunca la llames frente al espejo



Siempre quiso formar parte de un grupo en la escuela, pero no era considerado por sus compañeros. No se destacaba en deportes, no tenia coche ni tampoco era atractivo.
Un día cualquiera escucha a dos de sus compañeros susurrar una leyenda, sus voces denotaban miedo, ... si la invocas y te dice tu fecha de muerte.  uno de ellos comenta que hay que ser en extremo valiente para hacerlo. Escuchar eso fue suficiente para el. Les demostraría a la clase que era el mas valiente y asi todos serian sus amigos.
Cuando llego a su casa, espero ansioso la noche. Fue hasta el baño apago la luz y encendio dos velas negras, y comenzó a llamar.
- Verónica.. verónica.
Al cabo de unos instantes se le aparece frente a el una bella chica, con voz fantasmal le pregunta.
- ¿cuando quieres morir?
El joven alumno, sorprendido y divertido a la vez, le contesta en tono gracioso.
-  A los cien años! 
La fantasmal Verónica le contesta:  Concedido!
Fue un error, un gran pero gran error: Durante las siguientes semanas, el infeliz sufrió todo tipo de males, desgracias, llevaba la mala suerte sobre sus espaldas. Y por si fuera poco Verónica se le aparecía todas las noches en su cuarto, provocándole insomnio. El pobre no poda soportar mas. 
Al cabo de unos meses fue internado en un hospital neuropsiquiatrico, a fin de poder evaluar su estado. En su primera noche internado, Verónica le volvió a aparecer. El joven le gritó desesperadamente que pusiera fin a su tortura y que lo dejara morir...
Entonces Verónica le contesta desde el espejo:
- Hubieras elegido la fecha de tu muerte antes... te quedan ochenta y dos años más para sufrirme.

Shadow Wolf

martes, 3 de septiembre de 2013

Blancanieves




blancanieves

Sabio se acuesta a mi lado despertándome con suaves caricias y tiernos besos. Mocoso despierta al resto y se une lamiendo goloso mis caderas. Tímido prefiere la luz apagada. Protegidas por la oscuridad, sus manos recorren sin pudor mi desnudez. A intervalos, siento el cálido roce de la palma abierta de su mano recorriendo en círculos la cumbre de mis pezones. Mudito las mata callando, sin duda es el que más me hace gozar cuando me invade una y otra vez su firme y permanente erección. Dormilón disfruta sus sueños eróticos abrazando mi muslo a rítmicos golpes de pelvis. Escucho a Gruñón protestar por falta de sitio, deseosa de probar su enfado, le ofrezco otra vía colocándome de rodillas, mis hirientes gemidos parecen aumentar la furia de sus acometidas. Bonachón parecía conformarse admirando el placer de sus hermanos, pero plantándose frente a mi boca me invita a saborearle…

Mientras fumamos satisfechos pienso una vez más: “¿Quién necesita un príncipe azul?”

Este microrrelato ha resultado finalista en el I CERTAMEN de MICRORRELATO ERÓTICO-ROMÁNTICO ArtGerust.

Caperucita en guerra