martes, 26 de noviembre de 2013

La niña y su sepultura


Esta vieja leyenda urbana me la contaba de niño mi abuelo ambientado en su pueblo, pero en otra versión, esta variante me gusto mucho mas.

Dicen que una niña llamada Victoria no quería irse de su antigua ciudad, pero no tenía mas remedio, su padre había sido expulsado del trabajo y tuvieron que irse a vivir a una casa que habían heredado, en medio de un pueblo casi despoblado. quizá fuera por que victoria nunca había sido muy extrovertida, quizá por el hecho de que su familia que solo constaba de su padre y que ella fuera pobre; los demás muchachos del pueblo se metían con ella y la engañaban.
Ella siempre se quedaba e una esquina, llorando, recordando a su madre y a su antigua vida. una noche de halloween los chicos del barrio prepararon una mala pasada para ella. fueron a buscarla al rincón donde siempre estaba y le dijeron:
- no queremos miedicas en nuestro grupo. si quieres ir con nosotros debes pasar una prueba: tienes que pisar la tumba que hay al final del viejo cementerio, está en lo alto de una colina. además tienes que clavar este cuchillo en la lápida para que sepamos que has estado allí.
La pobre Victoria aceptó y tomó la navaja.
temblando de miedo fue cruzando el cementerio esquivando las tumbas, en algunas se veían entre las grietas, trozos del cadáver, piel muerta y tensada que debajo solo tenía hueso. cada vez que sentía el impulso de volver pensaba: "así te aceptarán" y continuaba, muriendo de miedo en cada paso.
Cuando llegó a la última de todas, subió a ella y temblando clavó el cuchillo. Ya no tenía excusa para quedarse allí así que tomó impulso para salir corriendo. pero notó que algo la retenía.
Dos horas después los niños del pueblo fueron al cementerio al ver que victoria no volvía y cuando llegaron a la última tumba se la encontraron tirada encima. tenía el vestido pillado con el cuchillo en la tumba. estaba muerta...de miedo.

ufffff no me gustaría pasar por algo así. Algún día les contare la experiencia que tuve en el cementerio, cuando arreglaba el panteon familiar. 
Dark Wolf

domingo, 17 de noviembre de 2013

EL AMOR DEL LOBO Y OTROS REMORDIMIENTOS





EL AMOR DEL LOBO Y OTROS REMORDIMIENTOS

Para nosotros, comer y ser comidos pertenece al terrible secreto del amor. Sólo queremos a la persona que podemos devorar. A la persona que amamos sólo soñamos en comérnosla. Es una historia bellísima, la del propio tormento. Porque amar es querer y poder comer y detenerse en el límite. En el mínimo latido entre el brinco y el acecho brota el miedo. El brinco estaba ya en los aires. El corazón se detiene. El corazón arranca de nuevo. Todo en el amor está vuelto hacia esta absorción. Al mismo tiempo, el verdadero amor es un no-tocar, pero casi-tocar de todos modos. Devórame, amor mío, de lo contrario te devoraré. El miedo a comer, el miedo de lo comible, el miedo de aquél de ambos que se siente amado, deseado, que quiere ser amado, deseado, que desea ser deseado, que sabe que no hay mayor prueba de amor que el apetito del otro, que se muere de ganas de ser comido y se muere de miedo ante la idea de ser comido, que dice o no dice, pero significa: te lo suplico, devórame. Quiéreme hasta el tuétano. Y sin embargo arréglatelas para dejarme vivir. Pero a menudo se transpone, porque se sabe que el otro no devorará finalmente, y se dice: muérdeme. Firma mi muerte con tus dientes

Hélène Cixous- Argelia 
El amor del lobo y otros remordimientos.
Ed. Arena Libros