Sabio se acuesta a mi lado despertándome con suaves caricias y tiernos besos. Mocoso despierta al resto y se une lamiendo goloso mis caderas. Tímido prefiere la luz apagada. Protegidas por la oscuridad, sus manos recorren sin pudor mi desnudez. A intervalos, siento el cálido roce de la palma abierta de su mano recorriendo en círculos la cumbre de mis pezones. Mudito las mata callando, sin duda es el que más me hace gozar cuando me invade una y otra vez su firme y permanente erección. Dormilón disfruta sus sueños eróticos abrazando mi muslo a rítmicos golpes de pelvis. Escucho a Gruñón protestar por falta de sitio, deseosa de probar su enfado, le ofrezco otra vía colocándome de rodillas, mis hirientes gemidos parecen aumentar la furia de sus acometidas. Bonachón parecía conformarse admirando el placer de sus hermanos, pero plantándose frente a mi boca me invita a saborearle…
Mientras fumamos satisfechos pienso una vez más: “¿Quién necesita un príncipe azul?”
Este microrrelato ha resultado finalista en el I CERTAMEN de MICRORRELATO ERÓTICO-ROMÁNTICO ArtGerust.
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